Nace el periódico El Buitre
El Periódico El Buitre surge como una iniciativa de la fundación para la vida en comunidad Vivir –Funvivir-, quienes mediante el proyecto “aprovechamiento de la oferta ambiental” y con el apoyo de la fundación Mano Verde, capacitaron a miembros de diferentes veredas en comunicación popular. Además, gestionaron la consecución de recursos a través de la UMATA, la Secretaria de desarrollo territorial bienestar social y Parques Nacionales. Su vocación inicial fue entregar a la comunidad un contenido diverso en donde cultura, arte, medio ambiente, recreación, salud, deporte y opinión, se mezclaran con la historia y los personajes de nuestro corregimiento. Sin embargo, esta primera fase tuvo una circulación restringida apenas 250 ejemplares, se distribuía por venta directa y tenía un costo de $500. Su primera edición fue en el primer semestre de 2008. El segundo número se publicó en el mes de agosto del mismo año. Debido a que el presupuesto gestionado sólo alcanzó para estas dos publicaciones “El Buitre” se vio en peligro de extinción.
Para esa época el publicista Jeison Casas y el Comunicador Social Ricardo Caicedo se reúnen y de ellos surgió la propuesta de hacer un taller de periodismo comunitario, que para viabilizara una publicación comunitaria. Con el apoyo de la Biblioteca La Buitrera se realizó una convocatoria abierta a toda la comunidad para el taller que contó con la participación de 10 miembros de diferentes edades y veredas del corregimiento, entre ellos algunos estudiantes y un miembro de la Fundación Mano Verde responsable de las ediciones anteriores del periodico El Buitre.
Fue entonces cuando se estudió la posibilidad de apoyar Periódico “El Buitre” y darle continuidad a este importante proyecto comunitario. Se proyecta entonces un medio autosostenido mediante la venta de pauta publicitaria, con un concepto de periodismo comunitario que además del interés por formar políticamente a la comunidad, recogiendo el tema educación ambiental. Un mejor diseño y un incremento en el tiraje y una excelente distribución a través de los recibos del acueducto debían garantizar el impacto y la continuidad esperada.